Introducción de los nuevos alimentos
uno por uno
Los cereales
Se introducirán alrededor de los 5-6 meses y nunca antes de los cuatro.
Primero serán sin gluten para evitar
sensibilizaciones e intolerancias a esta proteína.
A partir de los 7-8 meses se puede dar mezcla de cereales con gluten.
A menudo es el primer elemento
distinto de la leche que se introduce en la dieta de los lactantes.
Los cereales contribuyen al aporte
energético, son fuente de proteínas, minerales, vitaminas (tiamina
especialmente), ácidos grasos esenciales e hidratos de carbono de absorción
lenta, por lo que permite espaciar más las tomas.
No obstante, al tratarse de un
alimento calórico, existe riesgo de sobrealimentación si se abusa de su
consumo. Para preparar las papillas debe utilizarse la leche habitual y añadir
el cereal necesario, manteniendo así el aporte mínimo de 500 ml. de leche
diarios.
Las frutas
Se empezará a partir de los 5 meses con zumo de frutas, y más
adelante con una papilla de frutas
por su aporte vitamínico, nunca sustituyendo a una toma de leche, sino
complementándola.
Se deben emplear frutas variadas
(naranja, manzana, pera, uva, ciruela), para contribuir a educar el gusto, y es
preferible evitar las más alergénicas
como fresa, fresón, frambuesa, kiwi y
melocotón. Suelen introducirse después de conseguida la aceptación de los
cereales, aunque puede hacerse a la inversa. No deben endulzarse con azúcar.
No tiene base nutricional ofrecer zumos de
fruta antes de los 4 meses y son probables las reacciones adversas.
Las verduras y hortalizas
Se irán introduciendo a partir de
los 6 meses por su aporte de sales minerales. Se deben evitar al principio las verduras con alto contenido en nitratos, como remolacha, espinacas,
acelgas y nabos, incluso de cultivo biológico, no introduciéndolas
diariamente. No debe aprovecharse el agua de cocción de estas verduras para
añadir al biberón.
Por ello, al principio se han de
preferir patatas, judías verdes, calabacín,
etc. para más tarde introducir las demás verduras. Estas deben cocerse con poca
agua y en este caso si se puede aprovechar el caldo de cocción, en el que
quedan disueltas parte de las sales minerales.
Al inicio, se recomienda evitar las flatulentas (col, coliflor,
nabo) o muy aromáticas (puerro,
espárragos) Conviene añadir una cuchara de postre de aceite de oliva al
puré, pero no debe añadirse sal.
Carnes
Preferiblemente las menos grasas,
empezando por el pollo y nunca antes
de los seis meses, en una cantidad de 10-15 gramos por día y aumentando 10-15
gramos por mes, hasta un máximo de 40-50 gramos, mezclada y batida la carne con
patata y verduras.
Posteriormente se introduce la ternera, el cordero y otras. Aportan
proteínas de alto valor biológico, lípidos, hierro, zinc y ciertas vitaminas.
Las vísceras (hígado, sesos, etc.) aportan exceso de colesterol y grasa
saturada.
Pescados
Nunca comenzar antes de los 9 meses debido a su mayor capacidad de
provocar alergia, y si el bebé tiene antecedentes familiares de alergia,
incluso hasta pasado el año de edad. A partir de esta edad, el pescado puede
sustituir a algunas tomas de la carne. Es conveniente empezar por pescados blancos como merluza, lenguado,
rape, gallo, siendo extremadamente cuidadosos con las espinas.
Huevos
Nunca crudos. Se
introducirá primero la yema cocida
sobre el noveno mes añadida al puré de medio día, para tomar el huevo entero
(con la clara) hacia los doce meses. Puede sustituir a la carne.
La frecuencia de consumo recomendada
es de 2-3 unidades por semana. La
yema es buena fuente de grasas, ácidos grasos esenciales, vitamina A, D y
hierro.
La clara aporta
principalmente proteínas de alto valor biológico, pero entre ellas se encuentra
la ovoalbúmina, con capacidad de provocar
alergia.
Legumbres
Añadidas al puré de verduras a
partir de los 18 meses. Si se
mezclan con arroz u otros cereales, sustituyen a la carne, y se pueden tomar
así hasta dos veces por semana.
Yogures y queso fresco
A partir del 8ºmes; natural, sin azucarar como complemento de la merienda, sólo
o mezclado con la papilla de frutas.
Azúcares refinados, miel y otros
dulces
No es recomendable el consumo de
azúcar, pues la dieta del bebé tiene un aporte adecuado de hidratos de carbono.
Es muy importante no alimentar a los lactantes con miel ni jarabe de maíz
debido a que estos alimentos se han identificado como las únicas fuentes
dietéticas de las esporas del Clostridium botulinum y a esta edad no tienen la
inmunidad suficiente para resistir el desarrollo de estas esporas causantes del
botulismo.
La leche de vaca, quesos…
Nunca se introducirá antes del año,
y cuando se incluya en la dieta deberá ser entera, por su aporte de vitaminas
liposolubles (solubles en grasa) y grasas, salvo que haya recomendación médica
que especifique otra cosa.
Agua
Mientras el lactante recibe sólo leche materna o
fórmula adaptada no requiere líquidos adicionales, salvo en situaciones
extremas de calor o pérdidas aumentadas de líquidos (fiebre, diarrea). Por el
contrario, ya que la alimentación complementaria supone una mayor carga renal
de solutos, no basta con los líquidos aportados por la leche y otros alimentos,
y se debe ofrecer al niño agua con frecuencia.
